miércoles, 1 de abril de 2009


Los automóviles se propulsan generalmente mediante un motor de combustión interna alimentado por combustible que puede ser gasolina, gasóleo (diesel), gas natural vehicular, gas licuado del petróleo, etanol o metanol que se mezcla con un comburente, normalmente el oxígeno del aire, para formar el fluido activo que es quemado en la cámara de combustión. El fluido activo mediante procesos termodinámicos hace mover las partes del motor térmico.

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